lunes, 4 de julio de 2011

Cambio de presidencia en las sesiones de pleno municipal



Una de las novedades que se han producido en este nuevo periodo político que está viviendo nuestro municipio, es el cambio en la presidencia de las sesiones de pleno. Como marca la ley, dicha facultad recae en la figura del alcalde, por lo tanto corresponde ahora a José Fidel Ros.

El pasado viernes fue el estreno del nuevo alcalde en esa función de presidencia. En general la impresión fue buena, destacando la mayoría de los observadores el cambio en formas y maneras. 

Al inicio del pleno dejó abiertos todos los micrófonos de los concejales, tal y como Ros había prometido estando aun en la oposición, comprometiéndose a hacerlo siempre así salvo excepciones de auténtica necesidad. Aquella promesa la hizo ante la clara situación de abuso que practicaba Ignacio Ramos, que mandó que le instalaran un artilugio cuyo cometido era controlar personalmente los micrófonos de todos los concejales y de esta manera, tal y como hacía, callar las voces críticas en las situaciones que a él y a Juan Ramón Moya les interesaban.

Esta forma de actuar del ex-alcalde se convirtió en práctica habitual, a la que unía la amenaza constante de expulsión a Paquita Cánovas y Pepa Meroño, algo que consumó en varias ocasiones a lo largo de la anterior legislatura. Siempre mujeres, dato más significativo si repasamos la historia, cuando el portavoz del PP era Ramón Albaladejo, cuyas intervenciones contra Ramos fueron duras y jamás se atrevió a expulsarlo. Es hombre.

El pleno del viernes fue inteso, con intervenciones enfrentadas, con debate. A nadie se le amenazó, a nadie se lo cortó el micrófono. Tampoco José Fidel Ros usó el truco que usaba Ignacio Ramos, consistente en intervenir siempre, sin excepción, tras la finalización de las palabras de cualquier concejal. Así se garantizaba que su mensaje era el último en escucharse.

Las fotografías que ilustran esta información muestran los dos modelos de micrófonos que hay instalados en el Salón de Plenos: a la izquierda, el normal, con una sola tecla, el de la derecha, con dos, era el que se hizo instalar Ramos; con su pulsación cortaba el micrófono de los concejales. 

De momento, hemos ganado en prácticas democráticas y libertad.