martes, 13 de mayo de 2008

SIN COMENTARIOS


Los muchos lectores y visitantes de La Oreja Pilareña saben que desde hace meses venimos informando sobre el gravísimo comportamiento que viene protagonizando Ignacio Ramos al no convocar los plenos cuando marca la ley, saltándose el acuerdo del pleno sobre la materia, como se suele decir, "a la torera".

Que se haya escrito mucho sobre la cuestión se debe sobre todo a dos motivos: a que el alcalde ha incumplido CINCO VECES, y además consecutivamente, una de sus máximas responsabilidades, y la otra causa es que este incumplimiento es muy grave.

¿Por qué es tan grave?
Pues porque supone una clara falta de respeto a la normativa, a la democracia y sobre todo al pueblo del Pilar y a sus ciudadanos. Un alcalde ostenta mucho poder, con numerosos privilegios. Ignacio siempre ha querido ser alcalde y ha hecho lo posible y casi lo imposible para serlo y mandar. Pero un alcalde también tiene obligaciones que le restringen y que le marca la ley, es el principio de la democracia. Dentro de esas obligaciones está el que tiene la obligación de convocar los plenos en tiempo y forma, e Ignacio, por su interés, se ha saltado, y 5 veces consecutivas (que se dice pronto), esa obligac
ión.

¿Alguien se puede imaginar que un presidente de España, una vez finalizado el plazo máximo de una legislatura, no convoque elecciones tal y como marca la ley? ¿Cabe en la cabeza de alguien que, por ejemplo, el presidente de la Generalitat Valenciana o del Gobierno Autónomo de Murcia impidieran (si pudieran) que se convocaran las asambleas autonómicas para que el legislativo no los controlara? Impensable. Pues lo que es impensable, de una forma similar, se está produciendo en nuestro pueblo, y eso es muy grave.

Si Ignacio Ramos se hubiera retrasado en una convocatoria de pleno por una causa justificada y de forma excepcional no hubiera pasado nada, es más, la ley recoge ese supuesto.

Al principio el alcalde pilareño intentaba poner excusas, pero eran tan irrisorias que ya en la Oreja, tal y como se ha demostrado, hablábamos de que no eran ciertas las justific
aciones que Ignacio daba a los pilareños. Repetimos que los hechos nos han dado la razón.

Sin comentarios
El esperpento, el hundimiento moral del personaje se producía en el último pleno, cuando ante la pregunta de la portavoz de la Unión Pilareña sobre esta cuestión, el que fuera "El
alcalde bueno", sabiendo que la atención de la opinión pública estaba pendiente de su contestación y tras el ridículo que había hecho en anteriores contestaciones sobre lo mismo, solamente pudo decir: SIN COMENTARIOS. Emulaba el ya mítico "paso palabra" de la concejala López. Era su incapacidad para disimular la falta de respeto que había tenido con la ley, con los principios democráticos y sobre todo con lo pilareños.

Que el "sin comentarios" aparezca en el acta
Pepa Meroño, de la que amigos y enemigos están de acuerdo que es muy hábil, vio el momento, percibió como todos los que estaban en el Salón de Plenos y los teles
pectadores que lo seguían por la pequeña pantalla estaban presenciando el hundimiento moral de Ignacio, la plasmación de la auténtica cara del que se intenta reír de la gente; y la portavoz de UP vio que era necesario que ese comportamiento no democrático y de falta de respeto por la norma y el acuerdo de la mayoría quedara reflejado en un documento oficial y que pasara a los anales de nuestra pequeña historia. La Meroño para ello solicitó que esa contestación del alcalde Ramos permaneciera escrita para siempre y con la fe de veracidad del secretario municipal en el acta de la sesión.


El silencio se hizo en el Salón de Plenos, Ignacio Ramos quedó con la mirada perdida, tamborileando con los dedos sobre la mesa. Sabía que desde ese momento pasaría a ser el "sin comentarios".


VÍDEO



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