miércoles, 30 de julio de 2008

EL INSULTO A UN PUEBLO: Ignacio antepone el beneficio de una empresa frente a nuestras tradiciones y el homenaje de los pilareños a su propia historia




Hay detalles que son significativos, pero hay otros que son definitivos. En la jornada de este 30 de julio se ha producido un hecho que revuelve las entrañas de todos aquellos que llevan en su corazón a este pueblo del Pilar y a su historia. Una historia de la que la inmensísima mayoría de los pilareños, como es lógico, se sienten orgullosos, porque muchos de ellos la protagonizaron en primera persona y porque otros la conocen de fuentes tan directas como pueden ser sus propios padres.

Cuando un gran colectivo, como es todo un pueblo, durante décadas lucha con constancia, valentía, decisión y arrojo por su libertad; cuando al toque de una campana todo el mundo dejaba lo que estaba haciendo para reunirse en la Plaza; cuando se corta la carretera y se tiene enfrente a la Guardia Civil de toda la provincia, cuando una multitud de vecinos se decide, se atreve y tapia una oficina municipal de Orihuela, con las consecuencias que aquello podía tener y el susto de los que se tuvieron que presentar ante un juzgado…. esas cosas, no se olvidan.

Esa historia de nuestro pueblo tuvo un final feliz y como no podía ser de otra manera, aunque mira que costó, al final el Pilar alcanzó su libertad. Tanto y tanto costó que se decidió que el día de la culminación de esa lucha, un 30 de julio, siempre sería festivo en el nuevo municipio.

Es la memoria de un pueblo.

EL HOMENAJE DE IGNACIO, UN INSULTO
Cuando ha llegado la primera información a la redacción de La Oreja Pilareña no le dábamos crédito, nos costaba creerlo, no podía ser. De forma casi inmediata recibíamos varias llamadas y una media docena de correos electrónicos confirmándola. La gente estaba indignada.

Rápidamente mandábamos una persona para que hiciera una fotografías, ya nos sabemos la típica estrategia de Ignacio de negar lo evidente con su famoso “yo no sé nada”.

Y es que, aunque parezca increíble, el mismo 30 de julio, festividad en Pilar de la Horadada, los albañiles han estado trabajando todo el día en las obras del edificio del mismísimo nuevo Ayuntamiento, que para más simbología se encuentra en la misma ubicación que tenía la antigua oficina municipal de Orihuela, aquella que los pilareños tapiaron como símbolo de rebeldía ante la opresión administrativa oriolana.

¿Y de esto tiene la culpa el alcalde? Por supuesto, por consentirlo y autorizarlo. Por permitir el beneficio de una empresa frente a la memoria, el respeto a nuestras tradiciones y el homenaje de los pilareños a su propia historia.

Es triste esa falta de respeto que ha hecho, una vez más, Ignacio a un pueblo, a nuestro pueblo.

¿Qué pensarán de todo esto aquellas mujeres y hombres que tanto lucharon? ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo (y sobre todo el espíritu) después de esta ofensa que se ha hecho? Y por si fuera poco un 30 de julio y en la misma Plaza de Campoamor, uno de los máximos escenarios de la lucha por nuestra independencia.

Hoy nos acordamos del bueno de Sixto Martínez Hernández, protagonista de la fotografía icono de esos años, que recoge el momento en que, plana en mano, tapió la puerta de la oficina de Orihuela, con el apoyo de todos sus vecinos. Justo, en el mismo lugar donde hoy ha permitido Ignacio que se trabaje en el día de nuestra fiesta.

Sixto, y sólo han pasado 27 años . Lo que se ha cambiado.



Fotos: Imágenes tomadas el 30 de julio de 2008, a las 17. h. (aproximad.). Se trata de la obra de construcción del nuevo edificio consistorial, Plaza de Campoamor, Pilar de la Horadada, siendo alcalde, Ignacio Ramos.