martes, 10 de mayo de 2011

¿Ahora vergüenza de ser socialistas?


El lunes, 9 de mayo, el Partido Socialista del País Valenciano-PSOE organizaba un mitin de los que ellos denominan de calle,  en la barriada pilareña de Las Casicas, concretamente en la Avenida Siete Higueras, en el solar donde se celebra la festividad de San Juan. En La Oreja Pilareña todavía no disponemos de datos fiables de asistencia, aunque nos imaginamos que sería mejor que la que obtuvieron en el acto celebrado en Pinar de Campoverde, donde escasamente lograron congregar a medio centenar de personas, incluídos los participantes, los miembros de la candidatura y algunos simpatizantes declarados de otros partidos que acudieron a ver que se decía allí. Por lo tanto, poquísima gente.

Insistimos que ese tipo de baremo para intentar descifrar la intención de voto, al final, no es significativo, aunque este tipo de fracaso, puede llegar a ser más indicativo en un partido que ahora mismo ostenta el poder y, por lo tanto, suele tener muchísimo más fácil el movilizar a las personas para que acudan a sus eventos.

Lo llamativo y eso sí que es significativo y digno de comentario, es el hecho de que para anunciar ese mitin callejero en Las Casicas, los socialistas utilizaron el clásico procedimiento del coche con megafonía, con música y locutor voceando el mensaje. Pues resulta que en el texto que leía el locutor en ningún momento decía que aquello estaba organizado por el PSOE, ni la palabra socialista, ni nada que hiciera referencia al partido fundado por Pablo Iglesias. Ahí sólo se hablaba de Ignacio Ramos, en un intento claro de ocultar las siglas.

Ignacio Ramos, uno de los grandes defensores de la política de José Luís Rodríguez Zapatero, del que ha declarado insistentemente que es un acérrimo seguidor y admirador, orgulloso de la labor que ha hecho como presidente en España, hasta el punto que alababa su "gran y beneficiosa política económica", ahora, cuando llega el momento de las elecciones, por lo menos con este gesto de la megafonía del lunes, parece que no está tan convencido de la conveniencia para él de hacer alarde y orgullo de las siglas de su propio partido.

Curioso, ¿no?